Kinsey
¿Qué hace que una infancia sea maricona? ¿Qué hace de une niñe
un mariconcito? ¿Que le gusten los nenes? ¿Que le gusten las cosas
de nenas? Su relación con La Madre. Siempre fui muy pegote con mi
mamá Graciela, además de muy llorón y dramaqueen. Cualquier
cosa que pasara, buena o mala, era buen motivo para correr a sus
brazos. O a sus pies, porque si el colectivo o el tren venían llenos
de gente, mamá juntaba sus pies y yo me hacía una bolita y me
sentaba sobre ellos. Tan pegote era que cuando me ponía denso mi
mamá sacaba una teta y me decía “¿Qué querés? ¿Tomar la teta?”, y
yo salía corriendo espantado y divertido. Siempre fui el protegido
de mamá y el más mimado. Dicen que el más mimoso. Hace poco
recordé que cada vez que en la tele daban Gosth, La Sombra del
amor, lo veíamos juntos y llorábamos la desencadenada melodía.
Sobre la orientación de mi deseo, puedo decir que me gustaban
muchas personas, como mi maestra de jardín y algunos personajes
de Nicktoons, como el walabí Rocko y su vida moderna. Sobre
la expresión de mi género que era bastante chonga, muy, más
en comparación con mi hermana Sol, la diferencia era evidente:
cuando jugábamos a la casita, nunca fui el padre ni la madre; entre
las dos, ella era siempre la mamá y yo el hijo. ¿Qué lugar ocupaba
mi chonguez en la escala de Kinsey? Ese puesto reservado entre
Lisa de Bandana y Brian de los Backstreet Boys, porque si había
que ser masculina yo era, de todo el espectro de masculinidades
disponibles en la góndola, una masculinidad marica.
Mamá nunca fue una suegra fácil con ninguna, se imaginarán.
Al último novio que llevé a casa por ejemplo, lo sentó en la mesa y
sacó un álbum de fotos para que vea lo lindas que éramos de niñas
con mi hermana, cómo nos disfrazábamos. Y después remató: “Yo
siempre quise la parejita, tener un hijo, y lo tuve, finalmente. Eso
sí, siempre homosexual. Cuando era mujer, lesbiana, y ahora que
es varón, gay”.
​
Agustín Figueiras
23 años. Transmaricón del conurbano.