La extraña dama
A causa de la dificultad que me provoca la escritura, me resulta
complicado narrar una secuencia temporal de mi infancia. Tengo
instantáneas, sensaciones, algunas epifanías. Me pareció difícil
soportar el hostigamiento y burlas barriales. Me pareció difícil
la primaria. Me parecieron difíciles las correcciones políticas
de mi familia. Pero, por sobre todas las cosas, me pareció difícil
aprender a vivir y convivir orgullosamente siendo mariconcito.
Pero lo logré.
Afuera estaban los chistes, las burlas, así que evitaba transitar
por ciertos espacios públicos de mi barrio. Evitaba tener ciertos
roces. Sabemos por Manuela Trasobares que la vida es color y
dolor. Había burlas, sí. Pero hubo muchos juegos, prácticas en las
que me fui conociendo.
El aislamiento social me permitía estar solo en casa. Con 10
años ya estaba en condiciones de distinguir muy bien entre el
rimmel y el delineador de mamá. Diferenciar las virtudes de los
tacos finos de las sandalias con taco de corcho. Comencé a elaborar
mis propias alhajas ni bien mamá me arrebató las suyas. Pedía que
me compraran un montón de canutillos y tanza. Con eso armaba
hermosos collares, tal como el engarce de perlas preciosas que
luzco en esta foto. En casa me probaba los collares con diferentes
maquillajes y atuendos armados con manteles, sábanas y retazos
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Cristian Alejandro Darouiche
Flor nacida en el Jardín de la República. Actualmente viviendo
en la Perla del Atlántico. Creyente ferviente de que la vida está
hecha de color y dolor. Amante de los domingos a la mañana y
sobre todo del porro mañanero. Admiradora de las Drag Queens
y fanática de los lipsync “de antes”. Drag Frustada.