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Qué sofisticadoh
Lo que más recuerdo de mi niñez eran los mundos imaginarios
que inventaba. Una caja de zapatos, un par de sábanas viejas, unos
autitos de colección y la inmensidad de un árbol de la chacra donde
me crié eran mis soportes favoritos para hacer andar historias
fantásticas.
Escogí esa foto porque, además de disfrutar de inventar esos
mundos, disfrutaba mucho estar en la cocina. Como espacio real.
No sé el motivo. Tal vez porque allí se reunían las mujeres fuertes
que me criaron, especialmente mi nona. La veía tan recia cuando
cocinaba; todo ese mundo me era sofisticado.
​
Emiliano Litardo.
37 años, Buenos Aires. Interés en los unicornios.
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